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2006

Tomás Cornejo Cancino, Manuela Orellana, la criminal. Género, cultura y sociedad en el Chile del siglo XVIII, Santiago, Tajamar Editores/Centro Diego Barros Arana, 2006, 170 p.

María Eugenia Albornoz Vásquez

Texte intégral

1La microhistoria bien hecha es un placer intelectual. Sabia amalgama de historiografía y relato casi literario, levanta vida y complejidades pasadas, plantea preguntas, sugiere caminos, pasea por el conocimiento erudito y las posibilidades teóricas, por las elucubraciones de la reconstrucción y las proyecciones del saber. Esta ágil y atractiva publicación corona el premio al Mejor Ensayo Inédito del Consejo del Libro, recibido por el autor en su versión 2006. Y en buena hora, porque es un aporte sustantivo, que de no existir, priva a los lectores comunes de ideas interesantes y a los investigadores especializados de unos cuantos aciertos teóricos, metodológicos y estilísticos. Que de todo eso y más está poblado el buen oficio de historiar.

2¿Por qué hay que leer este libro? Porque es un avance notable en el recorrido de la llamada “nueva historia social” chilena: la maestría con que se perfilan variados sujetos y sus vicisitudes sienta precedente en el oficio y gatilla temas complementarios, y hasta opuestos, sembrando inquietudes y abriendo ventanas para bucear en el pasado. Se nota que es el resultado de una investigación acuciosa, de una reflexión madura, de un proceso de reconstrucción social y cultural profundo y de una revisada manera de contar comprensivamente lo que ya no está pero que tal vez sigue existiendo.

3Manuela, residente en Pumanque, localidad del partido de San Fernando, al sur de la capital, es acusada de haber matado junto a su cómplice y amante, a su marido; es procesada por la justicia local y muy luego por el máximo tribunal, la Real Audiencia de Santiago. Lo que se desprende del grueso expediente (cerca de 400 paginas) que se levantó durante su juicio es bastante más que el discernimiento acerca de su culpabilidad y castigo, y eso es precisamente lo que releva Tomás Cornejo: la compleja red interactuante de relaciones sociales, de parámetros culturales, de estrategias de sobrevivencia, de discursos morales, de género y judiciales. La orquestación de todos estos elementos nos hace seguir con avidez los cuatro capítulos y el ex cursus, y nos deja con ganas de seguir conversando con el autor acerca de esa sociedad rural confrontada a la urbana, sobre los disciplinamientos domésticos, vecinales y territoriales, acerca de esas instituciones judiciales y sus hombres, que sufren avatares a la hora de concretar principios y leyes, de esos sujetos campesinos activos, pensantes, sensibles, dialogantes y siempre analfabetos, de esos afectos y desamores azarosos, de esos sentimientos y pasiones sangrientos y lacrimales, quejosos, sonrientes.

4De hecho, lo único que extrañamos, en este relato humano y hasta sabio en varios pasajes, es una mayor presencia sensible del autor, que pudiera haber aparecido en un prólogo esquivo. Tal vez pedimos mucho al amigo que conocemos, pero pensamos que es tiempo de explicitar por qué se quiere dedicar dos años o más a este solo expediente, y sobre todo, por qué se quiere difundir en el siglo XXI este destino de Manuela y aquellos que la rodearon. Mientras esperamos a que se decida, lo felicitamos también por la combinación de talentos al servicio del conocimiento histórico: la ilustración de la portada -que pone rostro a los discursos y simula situaciones que tal vez pudieron vivir Manuela y los dos hombres que la marcaron- es una seña a la experiencia del autor en el trabajo con imágenes (para otra épocas y en otros temas), y los epígrafes, de fina ironía o cruel desparpajo, reflejan su otra experiencia en torno a versos populares y frases críticamente sardónicas que tanto gusta recopilar.

5Ahondar en el uxoricidio sin caer en la anécdota, en el juicio, en la generalización y en el sermón, hoy por hoy, no es tarea evidente. Y poner en relación pertinente con nuestro presente la cada vez mayor cantidad de datos sobre nuestro pasado colonial tardío tampoco. Pero es fundamental seguir haciéndolo, para que nuestra manera de historiar los problemas y vicisitudes de los sujetos del pasado deje por fin de parecerse a las compilaciones enciclopédicas, a los relatos alegóricos y a los cuentos moralistas y encuentre resonancia en las preguntas sin respuesta y en los variados acomodos a presión que la cultura de nuestra sociedad resiente. Este trabajo contribuye completamente a ese propósito y además marca un hito. No exageramos si afirmamos que Tomás Cornejo nos ha dejado la vara alta.

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María Eugenia Albornoz Vásquez, « Tomás Cornejo Cancino, Manuela Orellana, la criminal. Género, cultura y sociedad en el Chile del siglo XVIII, Santiago, Tajamar Editores/Centro Diego Barros Arana, 2006, 170 p. »Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Comptes rendus et essais historiographiques, mis en ligne le 15 septembre 2006, consulté le 29 mars 2024. URL : http://journals.openedition.org/nuevomundo/2814 ; DOI : https://doi.org/10.4000/nuevomundo.2814

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María Eugenia Albornoz Vásquez

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